El viernes 16 de septiembre a las 19.30 horas en el Auditorio de Radio Nacional Córdoba el periodista Alexis Oliva presentará su segundo libro, La violencia nació conmigo: crónicas de vidas en conflicto. El autor dialogó con Desafíos Urbanos y ofreció detalles del material, que reúne textos periodísticos sobre militancia revolucionaria y Terrorismo de Estado, cárceles, diversidad, crímenes de género y disidencias sexuales, y retrata a personas que se transformaron en símbolos a través de sus luchas.
Por Gastón Klocker
¿Cómo surgió la idea de editar un nuevo libro?
Carlos Ferreyra, director de la editorial Recovecos, venía insistiendo con la idea de publicar una recopilación de crónicas e informes de investigación que yo había publicado en distintos medios de comunicación, pero mi intención era que esos textos tuvieran un hilo conductor y una cohesión, que fuesen un todo, es decir, que las historias tuviesen un común denominador. Eso terminó desembocando en dos ejes: el eje biográfico y el eje del conflicto. Son historias de vida y vidas en conflicto.
¿El siguiente paso fue la clasificación temática?
Sí, hay una clasificación temática que uno puede observar en la división por capítulos. Lesa está vinculado a la militancia revolucionaria y el Terrorismo de Estado, Tumbas está orientado a historias de la cárcel, Cuerpes gira en torno a diversidad, crímenes de género y disidencias sexuales, y Banderas retrata a personas que se han transformado en símbolos con sus luchas. El conflicto siempre está presente en las historias, esencialmente con la presencia de los poderes institucionales, la Justicia, por ejemplo. Siempre hay un poder y una resistencia. En algunos casos, hay un desenlace esperanzador, liberador, pero en la mayoría de los casos, lamentablemente no.
¿Las historias tienen una delimitación temporal?
La temporalidad de las historias abarca desde hace unos 50 años a la actualidad, de Sabino Navarro a Dahyana Gorosito, por ejemplo. Esa información aparece detallada en el libro. Los textos fueron publicados fundamentalmente en la última década. Por eso creo que existe cierta uniformidad de escritura, con variantes de recursos y estilo que fueron madurando.
¿Los textos se presentan en su versión original o tuvieron un proceso de actualización?
Los textos tuvieron un proceso de edición de estilo, a cargo de la editorial, pero hemos tratado de conservar la forma fiel de su primera versión. Si nos dimos el espacio, en casi todos los textos, de incluir un epílogo que actualiza los hechos ocurridos hasta el presente. Esa actualización tiene que ver con el valor agregado de ese conjunto de textos publicados.
¿Qué factores te ayudaron a pulir esos textos?
Principalmente, el paso del tiempo, pero también la interacción de los géneros y sus herramientas. Podríamos decir que es periodismo narrativo, y ahí se engloban el informe de investigación, que siempre está presente, la crónica, con un trabajo más territorial y centrado en la narración, los perfiles, con descripción y caracterización de las personas, y la entrevista, en diálogo directo con los protagonistas.
Es notable la reivindicación del territorio y del contacto cara a cara…
Sí, porque hay una nueva tendencia, de impulso principalmente empresarial, a un periodismo cada vez más mediado por la tecnología, por las redes sociales, por una cuestión de resultados, de urgencias y de tiempos de producción empresarial, y eso redunda en una bajada de línea al uso de todos los soportes tecnológicos posibles, a veces olvidando lo esencial del cara a cara.
Esta tendencia de entronizar a la tecnología obviamente que posee sus ventajas, pero el problema es que eso está sustituyendo, no está completando el trabajo de territorio. La tecnología mal entendida y mal usada deshumaniza y despolitiza el trabajo del periodismo. Hay que entender que, en estos tiempos, ir al territorio es un privilegio. A mi parecer, es una obligación y una militancia, en lo profesional y en lo ideológico.
¿Los protagonistas de las historias leyeron los textos?
Si, la mayoría, y fue una oportunidad para permanecer en contacto. A veces no se puede, por cuestiones de la vida cotidiana pero, por ejemplo, la actualización a través de los epílogos fue una oportunidad para retomar el contacto con los protagonistas, recibir sus comentarios, y a su vez, compartir cómo progresaron sus casos. El periodismo es una herramienta intermitente que nos obliga a ver el costado humano, entre medio de toda la excesiva oferta de los medios hegemónicos, apuntada a grandes intereses. Estas historias van contra la despersonalización, la desterriotrializacion que plantean las nuevas tecnologías. El fuerte es el contacto cara a cara.
¿Cómo surgió el nombre del libro?
La violencia nació conmigo es una frase de Sabino Navarro, uno de los protagonistas cuya historia está reflejada en las páginas del libro. La frase nace de un diálogo entre Navarro y Jorge Cottone, ambos montoneros, en medio de una persecución que los tenía escapando por Villa General Belgrano y Santa Rosa de Calamuchita.
“¿Y vos porqué entraste en la militancia revolucionaria?”, preguntó Sabino Navarro, en un momento de la noche. “Por la militancia estudiantil, por algunas lecturas, por experiencias con militancia cristiana de base”, respondió Cottone, devolviendo pregunta. “No, a mí no me la tuvieron que enseñar, yo conocí la explotación desde niño, conocí el abuso de poder desde niño, la violencia nació conmigo”, fue la contundente respuesta de Navarro.
¿La violencia se presenta también como un hilo conductor entre todas las historias?
Claro, porque esa violencia que narra es la violencia estructural del sistema, no solo la represión, sino el hambre, la exclusión, el despojo, eso que subsiste hoy de la herencia dictatorial. Entonces, encontré en aquella frase de un jefe montonero, con origen obrero, hijo de trabajador, sindicalista, peronista, pero profundamente clasista; una conexión con todas estas vidas en conflicto que se narran en el libro.
¿Compartiste con alguien la versión preliminar de libro?
Si, además de las lecturas y ediciones que fuimos planteando junto a la editorial, leyeron el libro y me hicieron sus aportes Ariel Ingas, Mónica Ambort, Carolina Rojo y Ana Fornaro, que también escribió el prólogo. Además, Noe Gaillardou, leyó y asimiló todo, y dejó madurar una idea gráfica, que está presente en el arte de la tapa y en las ilustraciones de cada uno de los cuatro capítulos. Sin dudas, ese aspecto artístico agrega valor al conjunto de las historias e induce a una lectura cómplice, más empática.
Si tuvieras que quedarte con alguna de las historias, ¿cuál sería?
Es difícil, pero elegiría la historia de Dahyana Gorosito, porque es una de las historias más duras, y me obligó a un mayor trabajo investigativo. Fue una historia invisibilizada y todo lo que se sabía estaba distorsionado por los medios de comunicación. Es una gran historia de resistencia, de resiliencia y de solidaridad. Finalmente, creo que también me quedaría con la historia de Sebastián Moro. Ambos, quizás, retratan dos polos: a Dahyana la vida la arrastró a ese conflicto y allí se hizo fuerte; y Sebastián, en cambio, se metió en el conflicto con voluntad política y desde el periodismo, con rigurosidad, talento, y compromiso, y terminó siendo víctima de la violencia institucional.
El autor
Alexis Oliva pertenece a la Generación X, aquella que transitó su veintena en los inhóspitos años 90. A comienzos de esa década cursó Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba, para luego sumergirse en un periodismo signado por la investigación y la narrativa, el conflicto social y los derechos humanos. En 1998 y 99 trabajó en la revista Informe Córdoba. Entre 2003 y 2010, colaboró con la investigación para los libros de Horacio Verbitsky sobre la historia política de la Iglesia Católica argentina. En 2010, cubrió para Agence France-Presse (AFP) el juicio “Videla” por las presas y presos políticos de la cárcel de Córdoba fusilados en 1976. En 2015, investigó y guionó para la serie docu-ficcional Gallos Rojos (El Calefón – INCAA). Fue profesor de Periodismo y Literatura e Investigación Periodística en la Universidad Nacional de Catamarca. Actualmente, integra la cátedra Redacción Periodística II (Periodismo de Opinión y Crónica) en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba y escribe en El Cohete a la Luna, la revista El Sur, el colectivo Diciembre y la Agencia Presentes. En 2015, publicó con Ediciones Recovecos el libro Todo lo que el poder odia – Una biografía de Viviana Avendaño (1958-2000).
Lxs protagonistas
Leonor Von Wernich / Julio Troxler / María Livia Beba Cuello / Miguel Ángel Coqui Arias / Susana Miranda / José Peco Duarte / Norma Síntora / Carlos Solsona / Marcela Solsona Síntora / Sebastián Moro / Benito Riesco / Juan Carlos Videla / Laura Pilleri / Víctor Saldaño / Sergio Guzmán / Sergio Costigliolo / Natalia Pepa Gaitán / Dahyana Gorosito / Azul Montoro / Maite Amaya / Flavia Saganias / Sabino Navarro / Milagro Sala / Ivanna Aguilera / Viviana Avendaño / Ramona Orellano de Bustamante
La presentación
Será el viernes 16 de septiembre a las 19.30 horas en el Auditorio de Radio Nacional Córdoba. La cita contará con la participación de Luis Zanetti, Casandra Sandoval y Fabiana Bringas, y el acompañamiento musical de La Fe y Barrio Limbo, Marcelo Pezzotta, Galo Oliva y Claudio Ceballos.
El libro se encuentra en preventa. Las personas que quieran adquirirlo pueden ingresar en: https://mpago.la/2dUronQ Con la compra anticipada se participa de un sorteo de dos remeras con diseños de Noe Gaillardou.